Un caso por resolver en el Teatro Auditorio de Miraflores
Por: RandomAna
Bajo la dirección de Paco Caparó, el elenco del Club de Teatro de Lima EL SÓTANO, presenta “La niña se mató y punto”, de viernes a domingo hasta 3 de julio en el Teatro Auditorio de Miraflores.
Antes de comenzar a leer, pon la siguiente canción como fondo: El árbol de mi casa. Sofía Elena Espantoso, Juan Carlos Ñiquen, Jose Gomez, Jannina Vargas, Sandra Makishi, Hendrick La Torre Katherina Sánchez, Gerardo Cárdenas, Sandra Barbosa, Malena Cortegana, Maykol Ascencio y Jhosep Palomino se juntan para presentar una adaptación de “La chiquilina se mató y ya está” de Teresa Acosta, bajo la temática de comedia absurda con la dirección de Paco Caparó.
En el escenario estará el ataúd, y los padres de Ofelia, junto con dos personajes extras que serán tanto el hilo conductor de la obra, como el nexo que una lo vivo con lo muerto. “Los vivos se asustan de los muertos. A veces los muertos hablan”, y eso es lo que esta puesta en escena busca, hacer hablar a la niña que murió, para entender por qué dejó de vivir, por qué tomó esa decisión.
No faltan en la presentación, la tía psicóloga que analiza la vida de la niña, la típica vecina que casualmente escuchó muchas cosas durante el tiempo que vivió cerca a la familia, el tío gay, el Padre Lorenzo, la mejor amiga de la niña y un individuo externo que hará las veces de juez. Curiosamente estos son los roles que vemos en nuestro diario, que de una forma u otra convergen para darle vida a nuestras historias.
En 70 minutos de obra, entre risas, confusión y un poco de angustia, Caparó nos relata los efectos colaterales cuando uno decide quitarse la vida. Aquel que se fue, no sabía lo que vendría después, simplemente tomó una decisión, valiente o cobarde, eso es debatible.
“El castigo es seguir viviendo, seguir sintiéndose culpable”, y es cierto, durante el debate y aporte de información sobre la vida de Ofelia, muchos de estos personajes se dieron cuenta que aportaron, en poco o mucho, a la decisión final de esta niña.
La obra cierra diciendo que: “Cuando el otro se aleja porque ha dejado de amarnos, no hay nada que podamos hacer”, y yo agrego que sí hay algo que podemos hacer, seguir viviendo y nunca dejar de luchar.